¡Saludos a todos!
Hoy me levanté bastante enérgica ya
que tenía pensado hacer un menú para chuparse los dedos, pero claro, el primer
problema era conseguir los siguientes ingredientes.
El primer de ellos es un bote de mojo canario, en mi caso, tengo familia
allí (¡Saludos familia!) que de vez en cuando nos envían a Zaragoza una caja
llena de ricos ingredientes canarios pero entiendo que esta suerte no la tienen
todos por lo que nos quedan dos opciones:
- Comprarlo en Carrefour, en ese centro comercial venden un Mojo Picón Suave, importante lo de suave a menos que os queráis achicharrar la lengua con el picante, el bote es de 200 ml y lo podremos encontrar por 3,69 € a día de hoy, esperemos que la inflación no dispare mas los precios…
- La otra opción es hacerlo nosotros mismos, realmente no es complicado, ya que mezclando en una batidora diversos ingredientes (ah, ¡pillines que esta receta la pondré otro día!) podemos obtenerlo, en mi caso, ahora mismo no puedo hacerlo al no disponer de batidora.
El segundo ingrediente son unas
buenas patatas (papas), lo suyo es conseguir una variedad de patatas que se
llaman “papas negras”, si
no disponemos de ellas que será lo habitual fuera de canarias, una bolsa
comprada en cualquier supermercado nos podría valer.
En este apartado, lo curioso de
vivir en Zaragoza es que aún hay mucha gente que se dedica al campo y debido a
eso, conseguí unas patatas de huerto que de sabor, textura, color, etc. le dan
mil vueltas a las típicas de mercado. Desde aquí, aprovecho para dar las
gracias a la familia que nos ofrece estos productos de campo y que ha cambiado
el sabor de la comida diaria.
El tercer ingrediente es un buen secreto ibérico.
El resto de los ingredientes son
sencillos, nos bastará con tener a mano: Sal… si, ¡eso es todo!
Vamos a cocinar las “papas”
arrugadas, para ello cogemos una hoya y ponemos dentro las patatas que
previamente hemos lavado a conciencia y vayamos a comer, no pongo un número en
concreto ya que cada familia es un mundo.
Ponemos agua hasta que las patatas están
completamente sumergidas, lo suyo es un dedo por encima de la última patata, en
zonas de aguas duras recomiendo usar agua de botella.
Acto seguido, ponemos tres puñados
de sal para más o menos 10 patatas de tamaño normal, por lo que si ponemos mas
patatas iremos añadiendo mas sal en esa misma proporción.
Dejamos hervir las patatas en el líquido
elemento hasta que se haya consumido la mitad del agua, no asustarse si este
proceso tarda más de dos horas, el punto idóneo lo obtendremos cuando veamos
que la patata ha cogido una textura “arrugada”. Se retiran del fuego y se quita
el agua restante.
CONSEJO:
El agua que hemos usado para arrugar las patatas, si disponemos de espacio, lo
suyo es conservarla en un lugar fresco y seco dentro de un bote de cristal,
para volver a utilizarla la próxima vez que vayamos a hacer patatas arrugadas,
teniendo en cuenta que la cantidad de sal a echar sería menor.
CONSEJO:
Lo ideal sería poder usar siempre la misma hoya para hacer las patatas
arrugadas, por lo que tendríamos una hoya dedicada exclusivamente a este fin.
Una vez escurridas se vuelven a
poner al fuego, echando un puñado mas de sal hasta que conseguimos un efecto “nevado”
y lo dejamos ahí hasta que las patatas se sequen completamente, este proceso
normalmente no dura más de un minuto.
¡Y ya tenemos nuestras patatas
arrugadas!
Ahora nos ponemos con el secreto
ibérico, el cual previamente hemos cortado en pequeños solomillos, y lo
colocamos en una plancha (es el medio del que dispongo, aunque también podría
hacerse en una sartén, o mi método preferido, ¡en una barbacoa!).
El secreto ibérico es una carne muy grasienta,
por lo que recomiendo dos cosas; la primera es que no hace falta usar nada de
aceite y la segunda es que este tipo de carne es mejor dejarla hecha, no
quemada, en definitiva; que no quede nada “rosado”.
Acto seguido ponemos el secreto
ibérico en una fuente y opcionalmente le podemos añadir un chorrito de limón.
O bien lo presentamos en un plato,
poniendo varios trozos de secreto, un par de patatas acompañadas por nuestro
querido mojo picón y lo ponemos directamente en la mesa.
¡Que les aproveche!
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